Una Pizza casera de verdad es lo que nos apetecía hacer. Ni las envasadas, congeladas, precocinadas o compradas en la seudo-pizzería de turno. Vamos a comprobar cómo sabe una pizza sin conservantes, gluta-puñetitas, ni ingredientes tipo E-xxx, C-xxx, etc. Sólo ingredientes naturales, o tan naturales como lo que nos venden como tal.
Para la receta hemos recurrido a Mamá, quien ya nos hacía estas pizzas en casa cuando eramos pequeñ@s y que recuerdo salivando.
- 250 gr. de Harina
- 1 cucharada sopera de Levadura de panadería (un cuarto de pastilla)
- 150 ml. de Agua
- 2 pizcas de Sal
- Todo lo que vayáis a poner sobre la pizza
Poner la harina en un bol. Disolver la levadura con un poco de agua tibia. Hacer un hueco en la harina y añadir la levadura disuelta. Añadir dos pizcas de sal. Mezclar con las manos mientras vamos añadiendo agua tibia poco a poco. Pasar a la mesa o banco de trabajo (vamos, la encimera) y amasar. La masa debe quedar compacta y sin que se pegue a las manos. Si se pega, ir espolvoreando un poco de harina por la encimera. ¡Ole!
Ahora vamos a dejar reposar la masa unos veinte minutos o hasta que haya duplicado su volumen. Empezamos a estirar la masa sobre una base enharinada, dándole la forma redonda y acoplándola a nuestra base (de pizza) de horno. Podéis ayudaros con un rodillo.
Que sepáis que si os sobrara masa, es perfectamente congelable.
Aquí intervienen ya gustos personales y cuestiones logísticas; más o menos gruesa,
borde gordote o minimalista, que si no tenemos base de pizza, pero sí una fuente metálica rectangular, etc. Cada un@ lo que quiera y/o pueda. Poned un poco de harina en la base ( o un poquito de aceite o las dos cosas).
Y de los ingredientes ya ni te cuento.
Pero antes de empezar a cubrir nuestra futura pizza, ponemos el horno a 200º y eso que llevamos por delante.
En cuestión de ingredientes, lo más común es poner un poco de tomate triturado y/o troceado, orégano y un chorrín de aceite de oliva. A partir de aquí las opciones son casi infinitas: jamón york, champiñones (naturales o de bote) laminados, aceitunas, cebolla, bacon, alcaparras, espinacas, anchoas, carne picada, piña (natural o no), etc.
La gracia está en elegir ingredientes que creen un buen conjunto, es decir, uno que nos guste.
Y cuando “uno” son dos, pues se convierte en dos medias-pizzas:
Un poco más de media hora en el horno y ya está hecha
(justo el tiempo en poner la mesa y buscar el programa o capítulo que queremos ver mientras cenamos).
Nuestra Pizza ha contado con (en orden de caída) tomate triturado (de lata), sal, orégano, alcaparras, pechuga de pavo, champiñones naturales y cebolla. Una mitad, además con queso rallado.
Ya tá.
yo, nada de base redonda. directamente en la bandeja del horno (somos tres tragones). Media de jamón y queso. El resto (menos un trocen) con bacon y bonito… y mi trocen con alcachofas (de bote), calabacín, cecina y pimientos. Así no hay discusiones.