Teníamos nuestras dudas, que si el desembolso, que si un cacharro más en la cocina, que si “la acabaremos arrinconando al poco tiempo, ya verás”…

¡Pues no! Nuestra Morticia se ha convertido en nuestra fiel aliada en la cocina.

 

Unos treinta y pico euros, más unos 6 euros por cada pack de rollos (3 medianos o dos grandes), comprada hará un año en una tienda donde la calidad no tiene por qué ser cara.

Requeterecomendable para singles o couples. Ideal para gente que a menudo se pregunta:

¿A dónde voy yo sol@ con:

  • una lubina a la sal?
  • medio salmón marinado?
  • un bote entero de laurel?
  • una bandeja entera de aguacates?
  • la ristra de chorizos que me han traído del pueblo?
  • todo un pollo por muy barato que esté hoy?

En esos momentos te acuerdas de la Morticia que tienes en casa y te contestas: Con todo esto voy yo sol@… ¡al infinito y más allá!

Tres consideraciones importantes: que el contenido no sea chafable (no valen merengues), que no tenga puntas (nada de erizos de mar) y que no tenga o suelte mucho líquido (purés, guisos).

La congelación previa puede ser la solución para algunos problemas. Por ejemplo, en el mercado encontramos pimientos rojos lustrosos y a un precio estupendo, para hacerlos al horno. ¡Qué ricos! Pero sueltan su juguillo y éste no se puede desperdiciar. Pues ya que vamos a molestarnos, limpiar, pelar, gastar en el horno, etc, pues pillamos una buena cantidad en lugar del pimiento ridiculín que vamos a consumir esta noche como guarnición. From lost to the river, así que hacemos diez. Lo que no nos comamos esta noche, lo ponemos de manera expandida y plana, véase, una bolsa de congelación sobre superficie plana o un tuper grande, en el congelador. Una vez congelado, lo troceamos en raciones, que envasaremos rápidamente para que no se vaya descongelando (además de no romper la cadena de frío) y suelte líquido, que nos estropee a nuestra Morticia. Lo volvemos a meter en el congelador. A diferencia del film o de las bolsas de congelación, las bolsas de vacío contienen muy poco aire (apenas), no crean esos desagradables cristales que estropean la comida. La vida del producto se alarga además considerablemente.

No nos atrevemos a decir en cuánto se alarga la vida de los productos envasados, pero ciertamente mucho. No asumimos estas responsabilidades. Deciros que hace unos meses excluimos el jamón de nuestra dieta. ¿Qué hacemos ahora con Manolo? Manolo era nuestra pata de jamón. Tanto lo queríamos que le pusimos nombre.

Morticia levantó el índice y nos propuso su ayuda. Venga, va. Cortamos varias raciones de jamón y envasamos cada ración individualmente. Ahí llevan seis meses. El otro día nos permitimos una licencia con permiso de Manolo y nuestro colesterol. ¡Oye, como recién cortado!

jamon

Curiosas, inquietas, renovadoras, inconformistas, persistentes, resilientes (casi na)... también cocinando

3 Comentarios

  1. Jaajaa me encanta!!! Morticia… y yo que pensaba que era un hachu!!
    Pues ahora veo la utilidad que antes no veía.

    • Querida amiga, no sé si ha llegado a tu conocimiento el lanzamiento de un gran invento moderno. Se llama GAFAS. Es mágico, de repente ves lo que parecía no estar ahí. Se colocan ante los ojos y se sujetan a las orejas con unos largos ganchos. Es un dispositivo bastante cómodo. Desde que las uso, he podido conservar mis 9 dedos restantes.
      Un cariñoso saludo de las munchi.

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